miércoles, 2 de diciembre de 2015

337 left.


Me despierto cada mañana rebelándome contra las ganas de hundirme en la cama y desaparecer tras un bote de somníferos, paliar el daño, mi vida por la vida que te he quitado. 

Pero me rebelo y me levanto, y me hago el café y las tostadas, me doy una ducha me subo los vaqueros y me armo de valor para salir por la puerta de casa. Y salgo, y lo curioso es que salgo y fuera hace sol y quizá el mundo no sea tan malo y una señora me advierte del bolso abierto y quizá no toda la gente sea tan mala. 

Y cuando estoy a punto de convencerme del valor de la vida apareces. Con tu mirada triste con tus ganas de no hablar. Apareces cuando me estoy curando y me rasgas los puntos que le he puesto a la herida, me destrozas. Aunque no lo quiera, aunque quiera más de lo que tu puedas darme, me rompes hasta en días en los que creo volver a enamorarme de la vida.

Hay hormigueo en la mejilla derecha donde debería estar tu jersey, conozco el tacto de tu cazadora por dentro donde colocaba las manos al rededor de tu cintura para calentarlas del frío, el abrazo que nos dábamos todos los mediodías, es la misma sensación que tenía hace 7 meses, cuando esperaba que todo el mundo se fuese y agarrarte con las ganas de toda la mañana. Así, los recuerdos se esfuman pero los que son de necesidad, (el tacto de ese abrazo) se empeñan en torturarme. No me sientas bien, no me gusta. No es justo que me rompas, no es justo y no lo quiero, solo quiero ser feliz y contigo no puedo. 

Ya no quiero levantarme, hoy has vuelto a robarme la sonrisa.

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