Puede ser que mañana entre en shock, me puede atropellar un
autobús por ir con los casos y hasta por excéntrico que parezca, hay una ligera
posibilidad (aunque remota) de que te caiga un suicida del sexto piso del
edificio del que sales de tomarte un café con leche desnatada, son cosas que
pasan. Tal vez (y toco madera) no contemos mañana lo que sentíamos, ni hagamos
las paces por lo cruel de unas palabras, quizá ese momento que estabas esperando
para hacer las cosas bien llega, pero tu no puedas disfrutarlo y otros ya no
sepan.
La vida es total y absolutamente imprevisible. Puede que mañana
por un descuido te echen de tu casa y no puedas volver a saber que es ducharte con
agua caliente. Tal vez (Buda no lo quiera), no vuelvas a tener para comer más
que un puñado de habichuelas para 7 en una mesa de madera. Quizá salgas a cenar
con tu pareja y entren dos con metralletas.
Así que si, joder, prefiero cagarla, engordar y abrir la boca para
decir lo equivocado en el momento menos oportuno, no voy a arrepentirme nunca
de lo que hago por pasión.
Mañana está demasiado lejos yo prefiero vivir hoy, comer hoy,
llorar hoy, follar hoy. Obviar los tabúes y las habladurías, hacerle caso al
corazón, le voy a dar todo lo que me pide: hoy. ¿Qué son al fin y al cabo las consecuencias? ¿Es tan alto el
precio por equivocarse?
Así que déjame que no comprenda a qué estás esperando: hoy estoy,
mañana…
…mañana es una ciencia incierta.
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