Suena a cuento pero a veces creo que me lees. Y es que cojo el
ordenador en tardes de domingo como hoy, con la manta, los cojines y una taza
de café amargo para abrir el buscador y escribir esa breve frase que tanto nos
caracteriza y da nombre a tu blog (busco ese dolor dulce y agudo que me hace
sentir viva cuando te acuerdas de mi… Qué suicidas mis métodos).
Repaso las frases de tus actualizaciones y creo que me lees porque
me parece imposible que utilices para tus textos los mismos recuerdos, casi las
mismas palabras que yo, y es que sé que no conoces de este sitio donde te digo
todo lo que no sé decirte cuando más necesito desahogarme, que sino podría
llegar a pensar que tú también espías mis días y en tan estrafalario
pensamiento podría llegar a tan equivocada conclusión.
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